jueves, 26 de abril de 2012

De pronto , el mundo se puso patas para arriba y Julieta no supo como paso. Parecía un día como cualquier otro, hasta que en un abrir y cerrar de puertas todo se enredo.
Se acuerda de que afuera caía una lluvia finita y por eso a la abuela Flora le dolían los huesos. También se acuerda de la cara de su mama... como sorprendida y asustada. Y de serio, que entro con los bolsos sin decir una palabra, como cada vez que esta de mal humor.
A Julieta la lluvia le gusta y no le gusta. Como estar sola. A veces quiere y otras no. Por ahí siente que necesitaría un lugar para desaparecer... Pero también le gustaría que unos mimos la encuentren. O un abrazo. Y quedarse así, quieta. Sola pero acompañada. Estas son cosas muy difíciles de explicar para alguien de trece años... demasiado grande para pedirlo, demasiado chico para no necesitarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario